Se habla mucho sobre los problemas que nos ha traído el coronavirus: encierro, pérdida del empleo, muertes, contagiados, empresas quebradas, virtualidad, presencialidad limitada. No tuvimos restaurantes, discotecas, no hubo fútbol, cines, basquetbol, ciclismo, deportes, nos distanciaron y casi acabaron con el roce social, no hubo más reuniones de trabajo ni sociales, debimos ver a nuestras familias por videollamadas cuando no vivían en nuestras casas, se acabaron las vacaciones.
Sí, es cierto, nos está cambiando la vida y la manera de enfrentarla y de relacionarnos. Sin embargo, debemos ver las cosas buenas del encierro, pues son muy importantes: el vaso semilleno y no el vaso casi desocupado…
¿Qué hemos sacado de bueno en este encierro o cuarentena?
Conocimos el grave problema que tenemos en nuestro sistema de salud, muy débil y básico, pero lo bueno es que en unos pocos meses avanzamos en su fortalecimiento (obligados, por cierto) más de diez años y lo mejor, estamos conscientes que debemos fortalecerlo aún más.
Estábamos acostumbrados, en nuestro sistema educativo, a las clases magistrales, en donde los profesores se ponían frente a los estudiantes (de primaria, bachillerato y aún en la universidad) dictaban su clase y ponían tareas que luego eran revisadas por el catedrático. Ahora todo el sistema educativo conoció la virtualidad, trabajó sobre el tema, ha tenido graves problemas de adaptabilidad, pero se abrió la gran compuerta para utilizar el internet y sus demás elementos al servicio de la educación. En mi opinión en unos pocos años tendremos unos colegios y universidades mezclando la virtualidad con la presencialidad de una manera real, adecuada, con calidad y excelencia y avanzaremos varios siglos en la educación y como gran avance, podremos llegar a más colombianos con nuestro sistema educativo, de una manera adecuada y no como nos tocó ahora: inventando, a las carreras, improvisando.
Hemos logrado realizar las reuniones virtuales, lejos de la oficina y de nuestros clientes, se han vuelto reuniones dinámicas y dejamos atrás esas reuniones sinfín, interminables, poco prácticas y sin decisiones. Ahora a más de ganar tiempo por disminuir los desplazamientos, nos hemos vuelto más prácticos y reales. Aprendimos a realizar nuestras reuniones virtuales. A comunicarnos sin tocarnos, a pensar sin dar muestras de cariño…
Las ventas de nuestros negocios avanzan en domicilios y utilización del internet. Se han vuelto indispensables las empresas de entrega, de mensajería. Empezamos siendo sólo el 5% por internet y ya vamos en el 80% de las ventas y entregas. Quienes conocieron rápidamente la virtualidad y la aprovecharon, crecieron.
Nos estamos acostumbrando a comprar por internet y utilizando las aplicaciones o APPs. Estas aplicaciones llegaron en el mejor momento y han crecido y han sido de mucha ayuda en esta pandemia.
Además, la facturación electrónica no pudo llegar en mejor momento… ya no tenemos que hacer la entrega de la factura personalmente, evitando contagios. Ya lo hacemos por internet.
La administración de nuestras empresas debió aprender a tener el control de sus operaciones de manera remota. Sus funcionarios a trabajar en casa y sobre todo a tener disciplina y responsabilidad.
En las áreas contables ya habíamos avanzado mucho, pudiendo realizar nuestra labor desde casa o nuestra oficina, lejos del cliente. No la habíamos utilizado pero ya lo estamos haciendo.
Ahora, en auditoría requerimos un gran avance: papeles de trabajo virtuales, poder extraer remotamente las cifras de los aplicativos contables, archivos digitales con acceso remoto por parte de los auditores, etc. Es hora que las Firmas de Auditoría se modernicen y vayan a la vanguardia de la tecnología.
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